La asociación guipuzcoana de
personas con inteligencia límite Ortzadar ha incorporado a su directiva a sus
propios socios, lo que la convierte en la primera entidad de este tipo en
España que da poder de decisión a los afectados por esta discapacidad, que se
estima padece un 1 % de la población.
"No somos
tontos, aunque tengamos dificultades", ha dicho hoy su presidente, Mikel
Moreno, quien ha presentado los cambios hechos recientemente en los órganos de
gestión y de dirección de la asociación, en una rueda de prensa en Donostia que
ha ofrecido junto a otros responsables de la entidad y la diputada foral de
Políticas Sociales de Gipuzkoa, Maite Peña.
Moreno, que preside la renovada
junta directiva, de la que forman parte otros afectados, ha explicado que
padece inteligencia límite, una discapacidad de la que están diagnosticadas
unas 1.300 personas en Gipuzkoa, pero que las estadísticas calculan que tiene
un índice de prevalencia de en torno al 1 % de la población.
"Lo pasé mal en el colegio
-ha explicado- porque no me gustaba estudiar, los compañeros se metían conmigo
y, para los profesores, era un vago".
A los 19 años se hizo socio de
Ortzadar y "todo" le "fue mejor". Ahora, con 38 años,
trabaja en una empresa, tiene amigos y se declara "contento", aunque
se queja de que "la gente a veces es muy cruel". "No somos
tontos -proclama-, somos adultos, y aunque tengamos dificultades, tiramos para
adelante y trabajamos como los demás".
La coordinadora de la asociación,
Rosa Rubio, ha precisado que los afectados tienen un coeficiente intelectual de
75 a 85,
por debajo de la media, no suelen tener rasgos físicos aparentes pero tienen
carencias a nivel académico, laboral, de salud y de relaciones sociales.
Sus dificultades suelen ser más
evidentes en la adolescencia, cuando la diferencia de desarrollo intelectual
con respecto a sus compañeros de la misma edad se acrecienta, ha comentado
Rubio, quien ha subrayado que se trata de "un colectivo desconocido",
heterogéneo y con dificultades para lograr un reconocimiento de su grado de
dependencia, lo que suele derivar en riesgo de exclusión social.
De ahí la necesidad de lograr
diagnósticos en edad temprana, como ha reivindicado Mikel Moreno, quien ha
destacado asimismo la necesidad de que la inteligencia límite sea reconocida
"tanto social como legalmente", para que las personas como él puedan
recibir "todos los apoyos" y "la atención" precisos a lo
largo de "todo su ciclo vital".
Ortzadar trabaja desde 1977 en
favor de las personas con inteligencia límite y sus familias, a las que ofrece
información, valoración y orientación, así como apoyo a la vida independiente y
actividades de ocio.
Es la única asociación de inteligencia
límite en Euskadi y está integrada en la "Federación en Línea", que
agrupa a una decena de entidades españolas, con cerca de 4.000 asociados, y en
la que Ortzadar es la primera en la que sus socios "han pasado de tener un
papel de beneficiarios a ser protagonistas en la toma de las decisiones que les
afectan", ha concluido Rubio.