Iván también se divierte en verano

Iván Sandoris, de 12 años, participa en las colonias de día que organiza, entre otros, el Colegio de Basurto. Fotos: Pablo Viñas
DEIA (2015-08-04)
sON las 9.00 de la mañana de un día cualquiera de julio, y Victoria pasa por el Colegio Basurto antes de ir al trabajo. Allí se despide de su hijo hasta pasada la media tarde. Desde hace tres años Iván Sandoris participa en las colonias de día organizadas por el Ayuntamiento de Bilbao. Aunque su caso es especial. Con 12 años, Iván, se desplaza gracias a una silla de ruedas eléctrica.

Su situación fue principalmente lo que más preocupó hace tres años a Victoria y a su marido: “Al principio teníamos un poco de miedo”. El horario laboral de ambos les imposibilitaba hacerse cargo de su hijo durante las mañanas. Una de las soluciones que se le presentó a esta amatxu fue la de que la abuela de Iván se encargara de cuidarle durante las horas en las que su marido o ella estuvieran trabajando. Sin embargo esta idea acabó siendo desechada ya que el cuidado de su hijo requería una atención especial y temían que se pasara “todo el día viendo la tele y en el parque”. Fue entonces cuando se les presentó la oportunidad de apuntar a Iván a las colonias de día del Ayuntamiento de Bilbao, y los temores de Victoria desaparecieron.


Junto con otros niños de su edad, Iván, que por aquel entonces tenía 9 años, pudo disfrutar de la innumerables actividades en grupo que estas colonias desarrollan. Al ir a recogerle Victoria afirma haber notado en su hijo mucho entusiasmo mientras le narraba lo que había hecho ese día. Al año siguiente no dudaron en repetir la experiencia. Y así hasta hoy. Actualmente Iván Sandoris ha acudido durante varias semanas de julio a las colonias de día donde su madre afirma haber encontrado la ayuda y atención suficiente para su situación. Las colonias de día están acompañadas por un total de 27 monitores de apoyo, generalmente jóvenes. De este monitorado, el 70% equivalente a 19 personas, ha prestado una atención individualizada, mientras que los ocho restantes han proporcionado una supervisión compartida con grupos de dos o tres niños y niñas. En este tipo de casos, tal y como explica Ibon Antoria, director de estas colonias en el Colegio Basurto, se estudian las circunstancias individualmente y se “intenta adaptar a los monitores y las actividades a estas situaciones”.

INTEGRACION
Este ha sido también un muy buen ejemplo de integración. Victoria consciente de la discapacidad de su hijo, recuerda no haberse sentido temerosa únicamente por los cuidados que su hijo debía recibir, sino de cómo se relacionaría con los demás txikis. Aunque este miedo se fue tan rápido como vino. Iván, en palabras de su madre, es un niño “muy sociable”, con una gran facilidad para integrarse. Aunque esto se debe también a una metodología basada en las actividades en grupo. Este se trata de un punto muy importante para Victoria, quien como madre opina que este procedimiento ayuda a que pequeños, como su hijo, “se relacionen con otros niños de su edad”.

Aunque su caso no ha sido el único. Iván ha sido uno de los 32 niños que han cubierto parte de las 52 plazas reservadas a chavales con algún tipo de discapacidad. Precisamente cinco de ellos han estado realizando esta actividad en el Colegio Basurto. Esta ocupación ha supuesto, en comparación con el 2014, un punto porcentual menos. Sin embargo este será el último año de Iván Sandoris ya que al alcanzar los 12 años quedará fuera de la franja de edad implantada para esta actividad.