Diego Lastra era todo un
referente de la discapacidad en Bizkaia. Para Diego el mundo no era suficiente.
La vida a bordo de su silla de ruedas daba para mucho. Paralítico cerebral, él
era el vivo ejemplo de que con avances técnicos y tecnológicos, todo se puede
lograr. Licenciado en Derecho y autor del blog Movilidad aumentada, defendía a capa y
espada su autonomía y mantenía que, con los apoyos necesarios, era capaz de
hacer cualquier cosa.
Deportista
consumado, se jactaba de haber practicado esquí adaptado, o parapente. Y hace
apenas ocho meses declaraba a este periódico tener entre sus objetivos hacer
puenting y también paracaidismo. Además, Diego era un viajero consumado y su
blog servía de ejemplo de sus múltiples aventuras y su periplo por docenas de
ciudades. Cientos de fotografías jalonaban la trayectoria vital de un hombre
que se ponía el mundo por montera.
Pero además Diego
era un hombre comprometido. Y como muestra alguna de las actividades en las que
participaba. Por ejemplo se prestaba a acercar la realidad cotidiana de los
discapacitados a los colegios. Y así servía de ejemplo para trasladar a los
niños una imagen activa, dinámica y normalizada de este colectivo. “Todos somos
iguales, pero diferentes”, le gustaba defender.
Y les explicaba, con
paciencia y dedicación, cómo aunque necesitan que les echen un cable, su nivel
de autonomía es bastante elevado. Como ayer volvía a demostrar en su excursión
a Baztan. “Lo que queremos es que los chavales no vean la discapacidad como
algo extraño. Se trata de superar complejos como que somos enfermos o
incapaces”, decía en una reciente entrevista a este periódico recién llegado de
Londres y París. En la Ciudad
de la Luz , Diego
consiguió subir hasta el segundo piso de la torre. “Subido a 160 metros de la Torre Eiffel , me di
cuenta de que todo aquello era increíble aunque, a la vez, sencillamente real y
alcanzable para mí. Al tercer piso de la torre no permiten subir por motivos de
seguridad”, declaraba. Pero a él eso nunca le importó y ayer no pudo superar su
último gran reto. - C. Lago