Por octavo año consecutivo, se ha habilitado en la playa de Hondarribia una zona totalmente adaptada, que está cerca de la orilla, a la que se accede desde el paseo Ramón Iribarren por una rampa y pasarelas fijas. En este espacio, los usuarios cuentan con sillas y sombrillas, para aquellos que prefieren la sombra, además de tener servicios y vestuarios preparados para personas en silla de ruedas o que tienen dificultades de movilidad.
Fernández explica que «lo que nos caracteriza es que ofrecemos un servicio integral que incluye desde el transporte hasta el baño». El programa dispone de una furgoneta adaptada «para la zona de Donostialdea, Oarsoaldea y Bidasoaldea» para los usuarios que no pueden llegar al arenal por su cuenta. A través del 651 902 666 se coordina el día, lugar y hora de recogida, así como el momento de volver. Agradece a la DYA que «durante una semana nos ayudó con el servicio de transporte porque tuvimos una avería en la furgoneta».
Una vez en la playa son pocos los que se resisten a entrar en el agua. Para posibilitar el acceso al mar, tienen sillas y muletas anfibias, así como chalecos, flotadores, cinturones y todo tipo de objetos que les sirven de apoyo para el baño. Y es que se suele aprovechar «para hacer ejercicios y trabajar la activación muscular». Con cada usuario suelen estar «unos quince minutos porque tenemos que ir rotando, pero si hay poca gente tratamos de prolongar ese tiempo el máximo posible».
La coordinadora del programa 'Baño sin barreras' recalca que «desde que vienen estamos encima. Mucha gente viene a sentir la playa. Se les asigna un sitio y siempre están acompañados, al igual que cuando van al mar. En todo momento hay cinco o seis personas, entre monitores y voluntarios, que son gente especializada que a lo largo del año están con personas con diversidad funcional y eso, al final, es imprescindible para que haya empatía y un buen trato. Y eso se nota».
Así lo reconoce Ana Ortiz. En su opinión la relación que hay con el personal «es muy buena y hace que venga encantada». Es una de las fijas que acude cada verano «después de 22 años sin haber podido ir a la playa». Valora no sólo el servicio y la oportunidad de bañarse «que me viene muy bien», sino también que esta iniciativa le ha permitido «conocer gente y hacer amistades».
Usuarios habituales
Y es que esta hondarribitarra forma parte del grupo que se conoce como los «incondicionales». Esos usuarios que, siempre que hace sol o incluso en días que no acompaña del todo el tiempo, van al arenal hondarribitarra. El programa funciona entre las once de la mañana y la seis de la tarde y ellos pasan gran parte de ese tiempo. «Vienen hacia el mediodía, comemos aquí como si fuéramos una familia, toman el sol y aprovechan para bañarse», dice Fernández. Y si el día no es muy propicio en lo meteorológico «buscamos alguna alternativa y echamos unas risas».
Más allá del trabajo que realiza la Federación Guipuzcoana de Deporte Adaptado para gestionar y coordinar el programa 'Baño sin barreras', «es imprescindible la ayuda de la instituciones públicas y entidades privadas para que el proyecto se lleve a cabo». De hecho, lo respaldan la Diputación de Gipuzkoa, el Ayuntamiento de Hondarribia y el Gobierno Vasco a través de Euskadiko Kirol Portuak, además de EL DIARIO VASCO, BM, Kutxa, Caser Residencial, Endanea, Giroa, Ortopedia Mikelan y Arquitectos Fiark.
Este año han podido ofrecer el servicio desde el 15 de julio, es decir, un mes y medio. Ya es más que el año pasado cuando sólo estuvo en funcionamiento en agosto, pero no llega a los dos meses e incluso tres de los primeros años. El irundarra Juan Carlos Luis es tajante y lanza un mensaje a los políticos: «Que recorten de otros sitios y pongan dinero en esto. Si la playa es de todos, que se demuestre». Este usuario asegura que «el agua me viene muy bien físicamente y con los flotadores me manejo fenomenal. Que se quite de otras cosas, pero que podamos seguir disfrutar de la playa».
Luis Rayada también es consciente de las dificultades económicas actuales, pero desearía que este programa se pudiera trasladar a otras playas, en concreto, a alguna de Donostia para evitar tener que desplazarse hasta Hondarribia junto a su mujer que, al igual que él, es ciega. Ella perdió la visión hace seis años y «antes íbamos a Ondarreta. Pero desde entonces, es complicado y necesitamos ir acompañados, mientras que aquí podemos venir por libre gracias a este servicio».
La intención de la Federación Guipuzcoana de Deporte Adaptado es que el año que viene se pueda ofrecer el 'Baño sin barreras' durante julio y agosto, para lo cual, van a «seguir trabajando en la búsqueda de más recursos económicos, con el fin de mejorar algunos aspectos y que el proyecto tenga más fuerza», según su coordinadora, quien agradece «la labor de Pepelu Mujika durante estos años para afianzar el programa y que funcione ya rodado».